Hay vencedores y eternos vencidos, así podríamos definir a algunos de los protagonistas del Super Bowl 58 en Las Vegas. Pat Mahomes y Andy Reid, con los Jefes, como esos que saben resolver cuando más se requiere; y a Kyle Shanahan con los 49ers y su ya ahora muy discutida selección de jugadas en los momentos más apremiantes.

Kansas City se lleva el título y de manera completamente meritoria con un quarterback fuera de serie y un entrenador que, a pesar de ser un veterano, le ganó la partida a uno de los grandes talentos de la actualidad.

Porque sin hacer un elaborado y largo análisis del juego, podemos centrarlo en tres momentos específicos: San Francisco estuvo a un primero y diez de agotar el reloj en el tiempo regular del encuentro para definir el juego, y las llamadas de jugada por parte de Shanahan no fueron las correctas. Le dejaron tiempo suficiente al rival para empatar y forzar el tiempo extra.

Ya en el quinto cuarto, ambos equipos estuvieron dentro de la yarda 10 del campo contrario; y mientras que Shanahan volvió a fallar en elegir una jugadas imaginativa y atrevida para anotar de seis puntos y dar por terminado el juego, sólo logró un gol de campo que, nuevamente, le dio vida a Mahomes y compañía que, al llegar a esa misma instancia (dentro de yarda 10 del rival) si contó con jugadas atrevidas y con imaginación mandadas por Matt Nagy (el coordinador ofensivo) y Reid que terminaron con una anotación de seis puntos.

Y con lo anterior, perdón para los seguidores de los 49ers (me incluyo), pero quizá somos testigos de que Shanahan no sabe ganar juegos que, se puede decir, tiene al alcance, y peor aún en un Super Bowl.

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